Querida Viveca,

Hace dos o tres años entré por primera vez a tu página y quedé prendada con tus imágenes, tan llenas de vida que hablan. Todas son increíblemente hermosas; pero la colección que me robó el corazón es la del pequeño Forrest. Después de un tiempo sin visitar tu página, hace sólo un momento volví a visitarte, secretamente esperando ver algo nuevo de Forrest. No me defraudaste. Con los ojos húmedos de nuevo asombro, de renovada admiración, tuve la delicia de ver cómo el niño ha crecido. Cuánto amor se palpa tanto en el que está detrás de la cámara como en el objeto de su obvio delirio! Has logrado captar su mundo interior; esos instantes en que, distraído, deja ver destellos de su alma pura y bella. Gracias, Viveca, por darnos el regalo de tu enorme talento. Dios te bendiga.